¿Tienen voz los padres?

¿Tienen voz los padres?
En la Universidad Central del Ecuador, un equipo de investigación (del cual soy el único hombre, por cierto la mayoría son mujeres) ha estado levantando información durante el último año y el anterior para tratar de realizar un entendimiento más satisfactorio del fenómeno de la obstrucción de vínculos parentales y los secuestros legales a los que son sometidos los niños. Este es un resumen de la investigación.
25 de mayo del 2017
ANDRÉS ORTIZ LEMOS
La separación forzada de padres y madres de sus hijos, y la acción ineficiente, parcializada y poco transparente de las instituciones de la justicia han generado una verdadera legión de niños privados de la compañía de uno de sus padres, los cuales están recibiendo ahora mismo una de las peores formas de violencia que existen: la de la anulación de sus seres queridos y la de su instrumentalización para ser usados como rehenes para agredir a uno de sus progenitores.
La realidad de los niños sometidos a la violencia de la obstrucción de vínculos parentales es tan seria que en un futuro cercano demandará la creación de una Comisión de la Verdad en Infancia a fin de hacer público el funcionamiento de una de las maquinarias más eficaces de violación de derechos de la  niñez en la historia de la vida republicana del Ecuador. Hacer públicos los nombres de jueces y abogados que podrían haber actuado de manera poco ética, y exigir cuentas, penales, de ser necesarias,  a los responsables políticos identificados. Como el amable lector habrá notado en este mismo momento se está llevando a cabo una especie de debate sobre temáticas que tienen que ver con custodia y con la organización del régimen de pensiones. Estas discusiones, si bien son necesarias, son incompletas y no amplían significativamente el campo de visibilidad que la sociedad exige sobre el tema. No sabemos realmente lo que está pasando.
En la Universidad Central del Ecuador, un equipo de investigación (del cual soy el único hombre, por cierto la mayoría son mujeres) ha estado levantando información durante el último año y el anterior para tratar de realizar un entendimiento más satisfactorio del fenómeno de la obstrucción de vínculos parentales y los secuestros legales a los que son sometidos los niños.
Lamentablemente la publicación de ese texto requerirá un poco más de tiempo, incluyendo todos los filtros formales para ello. Por esa razón se ha tomado la decisión de mostrar algunos avances del mencionado trabajo a fin que la esfera pública, la sociedad civil y los actores estatales tengan un entendimiento más cabal de lo que está sucediendo en el Ecuador en el ámbito de los derechos de los menores.
Debemos entender que vivimos en una cultura donde las separaciones conyugales son fenómenos cada vez más comunes, y de seguir esta tendencia de crecimiento en algunos años la mayoría de matrimonios podrían desembocar en divorcio.
El texto que proponemos es más largo que un artículo tradicional al que los amables amigos que tienen la generosidad de leernos están acostumbrados, sin embargo, le invito a que lo haga. En efecto, si queremos darnos una idea de lo que está pasando, y las cosas por las que atraviesan los padres y sus hijos quienes han sido separados desde la violencia jurídica, el sexismo y el predominio de estereotipos de género, aconsejo que puedan tomarse el tiempo de pasar por una lectura un poco más larga y compleja que el material poco efectivo que nos ofrecen las redes sociales.
La privación forzada y violenta del vínculo entre padres e hijos es un tema de derechos humanos. En este texto proponemos, estimado lector, la posibilidad de leer los testimonios de varias personas que han tenido que soportar la peor forma de violencia que un estado puede ofrecer contra ellos: forzarlos a ver cómo se maltrata de manera premeditada a sus propios hijos sin poder hacer nada para protegerlos. Los testimonios de los padres y madres afectados han sido protegidos con nombres cambiados. Aclaramos que cualquier académico con credenciales en regla puede acercarse a la Universidad y pedirme una cita para corroborar las entrevistas, y sus emisores, aceptando, desde luego, las debidas condiciones de la confidencialidad que protege a los sujetos de estudio.
I. Obstrucción
Tal vez no necesite decir que hay muchos divorcios. De hecho, según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos en el año 2015 se dieron 25.692, lo cual representa un incremento de 119,1% de estos en diez años. El mencionado dato contrasta con la cantidad de matrimonios, los cuales cayeron  8,9%  (en el mismo período) pasando de 66.612 en el 2005 a 60.636 del 2015 (esto sin tomar en cuenta la proporción del crecimiento demográfico). Es decir, que cada año hay algo así como un divorcio por cada dos matrimonios (para ser más precisos la proporción gira al alrededor del 43%).
Debemos entender que vivimos en una cultura donde las separaciones conyugales son fenómenos cada vez más comunes, y de seguir esta tendencia de crecimiento en algunos años la mayoría de matrimonios podrían desembocar en divorcio. Entonces se debe aclarar que este tema no incumbe únicamente a una minoría específica si no a toda la estructura social.
Según las mismas cifras del INEC el 68,4% de los divorcios, la amplia mayoría, fue por mutuo acuerdo, frente a un 26,1% por causal de uno de los cónyuges (datos del 2015). Es decir, en la mayoría de los casos las separaciones ocurren cuando ambas partes deciden, voluntariamente, finalizar sus relaciones y no por temas relacionados a la conflictividad de la pareja. Sin embargo, aunque el divorcio sea por decisión común, es evidente que las personas que terminan una relación no siempre mantienen sentimientos de simpatía hacia su ex compañero (a). De hecho, los resentimientos suelen ser las emociones más sobresalientes luego de una ruptura sentimental, especialmente si una de las partes busca responsabilizar a la otra por las secuelas de la separación.
68,4%
de divorcios en el Ecuador fue por mutuo acuerdo.
Las   disputas por los bienes de la sociedad conyugal suelen ser largas engorrosas y en no pocas ocasiones son escenarios ideales para que una de las partes busque afectar a la otra como consecuencia de asuntos emocionales pendientes.  Sin embargo, la ley ha determinado instancias y mecanismos para tratar de procesar aquellos conflictos, por lo que un matrimonio que no tenga hijos en común eventualmente logrará resolver los temas de la separación, y continuar con su vida.  Sin embargo, el tema es completamente distinto si la pareja tiene hijos. Las separaciones no son hechos aislados, por lo tanto la temática de los niños que se ven separados de uno de sus progenitores delinea un debate urgente porque afecta a la sociedad en su conjunto.
Cuando una pareja con hijos decide terminar su relación, la estructura social, institucional y legal preparará dos escenarios completamente distintos para relacionarse con los progenitores. El padre y la madre, por causa de sus géneros,  recibirán tratos diferentes desde los organismos estatales, las normativas y las organizaciones de la sociedad civil. El sistema social buscará, a toda costa, sostener los roles delineados por la división sexual del trabajo, y al mismo tiempo los tradicionales estereotipos de género serán reforzados por todos los actores oficiales vinculados en el proceso de separación. Esta condición será la misma, aún en los casos en que los padres de los menores no hayan llegado nunca a mantener relaciones formales.
II. Las separaciones son conflictivas
Las uniones sentimentales son armoniosas, placenteras y generosas, las separaciones son estrictamente lo contrario. Independientemente que estas sean de común acuerdo, o porque uno de los cónyuges haya preferido alejarse de su pareja, una separación generalmente se manejará desde el conflicto, y en no pocas ocasiones el ex cónyuge es tratado como un antagonista. Cuando hay niños de por medio estos se encuentran de golpe ante un evento de intensa carga emocional que, por lógica, debería ser procesada mediante mecanismos de diálogo para satisfacer sus necesidades afectivas y prevenir escenarios que generen efectos traumáticos. Lamentablemente el sistema legal está diseñado para potenciar los conflictos, pues estos incrementarán significativamente las ganancias de los profesionales vinculados en los procesos.  Los abogados suelen ver sus casos como espacios adscritos a la lógica de "ganar" o "perder", y en un sinnúmero de ocasiones los niños son utilizados por los actores confrontados, para saldar cuentas con el contrincante, particularmente si una de las partes reclama que sus sentimientos se vieron afectados por la finalización de la relación.
Los abogados suelen ver sus casos como espacios adscritos a la lógica de "ganar" o "perder", y en un sinnúmero de ocasiones los niños son utilizados por los actores confrontados, para saldar cuentas con el contrincante.
Desde la perspectiva de la psicóloga forense, Ana Jácome, se plantea: "Cuando la hostilidad entre padres se mantiene luego de la separación, usualmente el conflicto en torno a las visitas de los hijos escala hasta el sistema adversarial. Lo ideal sería un proceso de mediación donde puedan generarse acuerdos que consideren la necesidad de los niños de contar con ambos padres, pues la relación cercana con los dos facilita los procesos de adaptación y de ajuste de los niños…".  Jácome  hace referencia   a  Kelly (2006) quien considera que cuando los padres se separan,  los niños típicamente entran en nuevos acomodamientos de vivienda a partir de patrones usualmente determinados por uno de los padres. Si falla la posibilidad de llegar a un acuerdo, como resultado de recomendaciones de abogados, terapeutas, evaluadores o juzgados, las decisiones sobre la custodia suelen obedecer a los estereotipos  y  se sostienen en tradiciones culturales que terminan siendo “anticuadas, innecesariamente rígidas, y restrictivas, y fallan a corto y largo plazo en abordar su interés superior (de los niños)” (Kelly, 2006: 35).
En efecto, luego de una separación basada en procesos de confrontación, quedan pocas dudas que los hijos puedan ser usados como objetos en dialécticas de antagonismo. El padre separado, Alejandro, comenta parte de su experiencia: "Habíamos tenido un matrimonio de 13 años. Felices. Todo el mundo nos veía con una envidia sana. Ella se fue a Europa, durante un año. Cambió totalmente. Se había hecho de otra pareja. Un tipo de aquí mismo que había ido a estudiar con ella…cuando regresaron se llevaron a mis hijos y ya no me dejaron verlos".
Muchas veces el hombre o la mujer interrumpen la relación al encontrar una nueva pareja. Sin embargo, este tipo de circunstancias no debiera afectar la relación de los hijos con sus dos progenitores. Lamentablemente los juegos de emociones vinculados a estos casos suelen extenderse hasta los niños, sin que se cuente con normativas y procedimientos claros para garantizar el cumplimiento de sus derechos.
En otras ocasiones, las separaciones pueden darse por problemas de salud de alguno de los padres. 
Oscar relata su experiencia: "Yo me separé, efectivamente, porque ella presentaba un cuadro de depresión, intentó hacerse daño por varias ocasiones, cada vez que estaba deprimida lloraba todo el tiempo y descuidaba la niña, entonces claro yo decidí separarme porque el tema era insostenible, o sea ella no quería coger terapia, no quería ayuda profesional de ningún tipo. Ella fue internada en un psiquiátrico un mes. Estuvo medicada. La mamá incluso me dijo, no con una mala intención, pero hablaba con ella y le dijo que si a ella le pasaba algo a quien le metían preso era a mí, entonces obviamente todas estas cosas fueron reforzando mi decisión de separarme. Claro, ni bien me separé empezaron los ataques de que soy un cobarde por haber abandonado la familia. Luego de eso ella no me dejó ver a mi hija…".
En efecto, algunas veces la relación se puede terminar  porque uno de los cónyuges sufre problemas mentales, tal fue el caso de Daniel Calle, quien relata: "Luego de tener una relación de un año descubrimos que íbamos a ser padres. En el transcurso de estar presente en los chequeos médicos, la ternura de apreciar su vientre grande decidí que quería estar junto a ella. Pero a los dos meses de que nació mi hijo ella al ver que yo amaba a mi hijo, inició una tortura psicológica con comentarios alarmantes como que no era mi hijo o exponiéndolo al frio después de tener discusiones; impulsivamente salía a las 9 pm o más con mi hijo en brazos sin una manta; con el fin de que yo salga tras de ella rogando por la seguridad de mi tierno hijo. Le pedí que terminemos la relación no eran normales sus acciones, al poco tiempo me manipulaba con no dejarme ver a mi hijo; regresaba con ella por estar cerca de mi hijo y tenía miedo que cometa alguna locura…".  
El caso de otro padre, Francis  es aún más perturbador: La madre se fue a vivir en Europa, porque tenía un trastorno mental grave, y dejó al menor a mi cuidado completo. Los abuelos y los tíos, la familia extendida me apoyaron en mi labor de padre y mi salud se debilitó, pero logramos salir adelante. Sin embargo, un día la señora regresó y se llevó a la niña de mi casa con engaños…¨
También existen situaciones en las cuales los papás no supieron que tenían hijos hasta luego de terminada alguna relación informal, porque nunca se les hizo saber tal situación.
También se dan casos de abandono de hogar por parte de uno de los cónyuges, si bien el destino de los hijos y su custodia se mantiene casi siempre garantizada hacia la madre, aunque haya sido ella quien ha dejado a los niños al cuidado del padre. La madre casi tiene garantizada la custodia si decide regresar, aún años después. Sherman expone su vivencia: "Yo llegaba de un viaje, y ya me di cuenta de que en mi casa no había nadie, llamé a la casa, no me contestaron, sospeché algo, vine, la casa vacía. Lo material al fin y al cabo… —dije no, bah—. Sin embargo cuando ya te golpean, es cuando ya no puedes ver a tus hijos, cuando te denigran, cuando te alienan a tus hijos, hacen alienación parental, hablan tan mal del papá…". También puede ocurrir que uno de los cónyuges se va a otro país. En esos casos por regla general es la madre quien se queda con los menores, y la situación del padre se complica enormemente. Este fue el caso de Alvaro, quien fue migrante en España y regresó al Ecuador luego del divorcio. Su hijo siempre manifestó el deseo de permanecer con su padre, pero esto, desde luego, no fue posible. El muchacho fue enviado usando la fuerza con su madre, a pesar de haber tenido 12 años, una edad legal para tomar una decisión por sí mismo.
Otros padres entrevistados, no necesariamente mantenían relaciones formales con las madres de sus hijos, el papá separado Huilson comenta:  "Cuando yo estuve con ella, la señora había sido casada, había tenido 5 hijos, entonces supuestamente llegué a tener 5 hijos. Luego la señora abandonó a sus hijos y salió con una hija que tenía conmigo, salió a vivir aparte, entonces por un lado la señora sabía mi posición, que nunca yo ofrecí hacer una pareja formal, entonces la señora en unas fiestas que hubo en el barrio se metió con un muchacho de ahí…. luego de eso ya no podía verle a mi hija…no me dejaba".
También existen situaciones en las que los papás no supieron que tenían hijos hasta luego de terminada alguna relación informal, porque nunca se les hizo saber tal situación.  Leonardo cuenta su situación: "Bueno, yo conocí a mi hija cuando ella tenía un año, antes de eso no sabía de su existencia, me enteré de ella realmente por un caso fortuito. Al saber de Katalina inmediatamente me contacté con la madre para intentar establecer una relación con la niña. Yo no tuve nada estable con la madre, mi hija nació de una relación informal, entonces no tuve ningún tipo de noviazgo ni nada. Cuando conocí a mi hija estuvimos durante dos meses intentando, digamos, establecer una relación con la madre, cosa que no se dio y pues la madre al no suceder esto decidió que como no iba a tener nada con ella pues tampoco debía tener nada con mi hija. Traté de llegar a un entendimiento con la madre haciéndole ver que yo quería hacerme responsable de mi hija y que el hecho de no tener una relación con ella no involucraba que yo pueda tener una relación con mi bebé, pero no me dejó".  
Toño: "Ella se queda embarazada, entonces me dice que yo soy el papá. Ya, bueno, entonces obviamente yo traté de hacer las cosas de la mejor manera, fui a su casa, hablé con sus papas, me senté en la sala de su casa y les dije —señores, si es mi hijo yo me voy a hacer cargo, pero no me voy a casar con su hija porque no hay amor, y ella lo sabía muy bien ella es mayor que yo no es una niña—. Entonces hablamos, ya quedamos, entonces yo la acompañaba a los ecos y todo. Pero, obviamente como yo no tenía ninguna relación sentimental con ella no me sentía comprometido y entonces salía con otra chica y eso a ella le molestó y ahí fue cuando nos peleamos. El día que iba a dar a luz se desapareció, nunca supe de mi hijo nunca más".
En otras ocasiones la separación se da por episodios de violencia. Cabe mencionar que no en todos los casos de agresiones durante el matrimonio vienen de parte de las parejas masculinas. Muchas veces la mujer puede agredir a su pareja, pero estos eventos suelen ser invisibilidades. El INEC propone en uno de sus apéndices que 6 de cada 10 mujeres han recibido algún tipo de violencia de parte de su pareja (el índice incluye  temas de lectura subjetiva relacionada a la violencia psicológica o a las discusiones en voz alta), sin embargo, en el documento no se menciona ningún dato acerca de agresiones domésticas recibidas por hombres desde sus parejas mujeres. En general ese tema trata de ser ocultado y hablar de él es considerado un tabú imperdonable, aún en ambientes académicos.  Sin embargo los casos existen y en no pocas ocasiones quien recibe la agresión es el varón, como narra Alicio: "Conocí a Andrea, la mamá de mi hija Alicia, en los años de universidad, ella y yo mantuvimos una muy intensa y complicada relación de pareja de cuatro años, lapso durante el cual yo crié como propio al hijo de su primer matrimonio y concebimos a Alicia, nacida en 2003. Andrea y yo nos separamos cuando Alicia tenía algo menos de un año, en octubre de 2004. Mi separación con Andrea se dio después de haber sido víctima, como otras veces durante el matrimonio, de episodios de violencia psicológica y física que nunca denuncié y que, sorpresivamente, han sido hoy disfrazados en mi contra". 
Lo único cierto es que por regla general las rupturas amorosas son procesos conflictivos, donde las partes pueden quedar resentidas, y donde los sentimientos poco afectuosos pueden permanecer durante años.
Por otro lado, si la relación se rompe por una tercera persona, esta situación puede complicarse notablemente, especialmente si esta quiere apropiarse del menor.  Christian nos cuenta su caso, en el que además entraron otros factores como el poder político del padre de la nueva pareja de su ex: "En el matrimonio se dio una “sociedad de trabajo” entre el hijo de un alto funcionario judicial y mi esposa. Por cuestiones de la vida y gracias a Dios pude notar que ese acercamiento con este sujeto no era momentánea o de una supuesta sociedad sino que él entraba a mi departamento cuando yo salía a trabajar dando otro nombre al guardia del edificio. Pronto descubrí que eran amantes, a día siguiente, el 10 de octubre del año 2010, decidí separarme inmediatamente abandoné mi departamento comprado con mi esfuerzo y deje que la señora ocupare el mismo con mi hija y siga con su camino. Luego de eso hicieron todo lo que pudieron para no dejarme ver a mis hijos …".
En otras ocasiones la familia extendida es la causa directa de la separación. Foro de Custodia compartida: "El día en que íbamos a vivir juntos, mi novia me dijo que quería ir allá pero que su mamá viviera con nosotros. Esa respuesta me hizo sentir muy mal ya que mi ilusión era que estemos juntos. Me pidió que el 26 le acompañara a una fiesta de cumpleaños de la hija pequeña de su amiga; con gusto dije que si, estábamos yendo en el auto cuando me dijo que luego iríamos a almorzar donde su familia a lo cual respondí que no tenía ganas. Eso fue lo peor que pude decir ya que me dijo que estamos muy mal así y que me iba a dejar; luego me gritó que me bajara del auto y se fue, me dejó botado en la vía, hasta ahora no regresa…".
En lo que respecta a las separaciones, y divorcios,  no  se puede generar un discurso moral de ningún tipo. Las relaciones se crean y se terminan con la misma dinámica impredecible. Lo único cierto es que por regla general las rupturas amorosas son procesos conflictivos, donde las partes pueden quedar resentidas, y donde los sentimientos poco afectuosos pueden permanecer durante años. Lamentablemente los conflictos suelen extenderse sin ningún empacho hacia los hijos, que en muchos casos son usados como herramientas para atacar a la ex pareja que pierde contacto con ellos. En todos los casos los menores son las principales víctimas.
III. Custodia, prejuicios y sexismo
El hijo de padres separados será dado en custodia a uno de sus progenitores. En casi todos los casos los jueces lo asignarán a la madre, sin necesidad de hacer indagaciones de ningún tipo. Los casos en los que un padre se queda a cargo de sus hijos son excepciones y se concretan solo por situaciones fuera de lo común. Uno de esos casos excepcionales es el de Verónica,  una madre que perdió la custodia de sus hijos luego de su divorcio: "Mis dos hijos convivían con su padre en la provincia de Santa Elena hasta el mes de marzo de 2016. A partir del 24 de marzo, mi hijo de 16 años voluntariamente firma un documento en el cual indica que quiere vivir con su madre en la ciudad de Quito por decisión suya; a pesar que el chico vive conmigo, yo  debo seguir cubriendo pensión a mi ex pareja por ambos hijos". El caso de Verónica es similar al de varios padres, aunque su experiencia es más llamativa por el hecho de ser mujer. De hecho, es uno de los pocos casos de una madre sufriendo obstrucción que se encontró en esta investigación.
Luego de la separación es el padre quien, generalmente, perderá la posibilidad de vivir con sus hijos. Dependiendo de la voluntad de quien tiene la custodia, pasará en el mejor de los casos a constituirse un personaje al que se permitirá visitar a sus niños una pocas horas cada dos semanas, y en el peor de los escenarios se impedirá su contacto con ellos de manera completa y de forma indefinida. En efecto no hay formas prácticas para forzar que el contacto con el padre separado si la madre (o el custodio) no quiere hacerlo, pudiendo pasar varios años sin que el niño vea a uno de sus padres.  En no pocas ocasiones el menor, llega incluso a ser sacado del país por medios ocultos. 
Francis relata:  "La madre del menor se fue sin decir el destino ni la dirección incurriendo en faltas penales en Ecuador, Francia y Europa, pero a pesar de saber esto nadie le ha dado ni si quiera una amonestación, eso lo sabe la embajada de Ecuador en París. Lo hizo con ayuda de abogados y militantes inescrupulosas. Incluso le cambió el nombre de Favio Aulestia Haas a Favio Haas. Yo busqué por mis propios medios a mi hijo y lo encontré en febrero del 2016, pero no quisieron reconocer mi patria potestad. Por razones de salud y económicas no afronté el juicio. Así hasta que ahora me encuentro litigando con los Servicios Sociales… Eso a pesar que a la madre fue retirada la tenencia por el maltrato al que sometió al niño, el cual fue detectado por la policía, y a pesar que yo tengo su custodia legal en Ecuador…¨

La decisión de conferir la custodia exclusiva a uno de los progenitores debe estar precedida por un análisis de las circunstancias del caso en particular.
Acerca de la notable preferencia hacia la madre a la hora de determinar la custodia de los hijos menores, el padre separado Adrián  nos cuenta: "Trato por todos los medios de pedir la custodia de mi hijo, pero siempre recibo la misma respuesta —Ni siendo trabajadora sexual usted podría pedir la custodia, el juez solo verá que este bien alimentado y ya—. El experto, y constitucionalista Salim Zaidán confirma esta circunstancia : "Al momento de decidir sobre las "visitas" y "tenencia" de los hijos, lo más  relevante para el juez debería  ser el examen de las circunstancias específicas del  caso concreto, lo que incluye la valoración de los medios de prueba y no solo la  voluntad sino la demostración de un ejercicio de la paternidad orientado a asegurar el derecho de cuidado de los hijos, pero la Ley plantea que el menor que no ha cumplido doce años se confiará a la madre".
Frente a esto Zaidán continúa: "Preferir a la madre al momento de conferir la custodia no es necesario para lograr el bienestar del niño. La decisión de conferir la custodia exclusiva a uno de los progenitores debe estar precedida por un análisis de las circunstancias del caso en particular. Para un padre las posibilidades de obtener custodia de un niño menor de 12 años son prácticamente nulas. Zaidan completa la idea afirmando: "Al evaluar el interés superior del niño, el juez debería tener en cuenta el derecho del niño a conservar la relación con ambos progenitores, junto con  los demás elementos pertinentes para el caso." (Zaidán 2016, 75)
La preferencia incondicional a la madre en casos de custodias en el Ecuador, ha sido cuestionada por varios académicos. Los docentes de la universidad San Francisco de Quito, Farith Simon y Daniela Salazar, presentaron una demanda de inconstitucionalidad al Código de la Niñez, sobre el  artículo 106 numerales 2 y 4, considerándolos  contrarios al principio del interés superior del niño: Preservación del entorno familiar y mantenimiento de las relaciones familiares. Salim Zaidán (2015) expone sus razones:  "La preferencia materna no es adecuada para precautelar el bienestar del niño, por el contrario, viola varios derechos reconocidos en los artículos 11 numeral 2, 19, 44, 45, 69 numeral 5, 83 numeral 16 y 333 de la Constitución.  No es necesaria, porque para lograr el bienestar del niño existe otro medio, distinto a la preferencia materna, que implica un análisis caso por caso. No es proporcional ya que el hecho de que siempre se deba atribuir la tenencia a la madre, perpetúa un estereotipo discriminatorio a las mujeres, a la vez que resulta incompatible con el principio del interés superior del niño". (2015; 77)
Según Zaidan, la  preferencia materna ha sido cuestionada incluso desde los foros internacionales, especialmente  aquellos donde tradicionalmente se  manejan temáticas relacionadas a la equidad de género y los derechos de las mujeres. El autor afirma que el Comité de los Derechos del Niño “considera que las responsabilidades parentales compartidas suelen ir en beneficio del interés superior del niño y es contrario al interés superior que la ley conceda automáticamente la responsabilidad parental a uno sin tomar en cuenta los casos" (Saidan) 73.
Esta circunstancia se entiende mejor desde los casos particulares del estudio. El papá separado Adrián relata su experiencia: "Una de las cosas que yo quería hacer es pedir la custodia de mi hijo, porque, como les comentaba, para mi esposa no es una prioridad la crianza de mi hijo. Ella no pasa en la casa. Siempre me toca entregarle a otra persona cuando voy a dejarle. Entonces, como no es una prioridad pare ella, mi prioridad era pedir la custodia, la tenencia de él. Con el abogado hemos analizado muchas cosas. Mi hijo ha pasado hospitalizado varias veces, por falta de cuidado. Él está en un tratamiento del colon. Toma medicación continua. Si es que él deja de tomar eso se estriñe y es súper peligrosa porque le da un 10:41 gástrico. Se inflama bastante. Él estuvo hospitalizado hace una semana y media. Tengo todos los documentos de eso, pero lamentablemente al entablar una demanda por tenencia, tendríamos el causal para iniciar la demanda. Pero lo que realmente analiza el juez es la situación del niño. Lo hace pasar a la sala, lo mira, lo ve y dice: no, el niño está sano. Está feliz, no se puede. Mi abogado también me ha dicho que tiene muchos casos de incluso trabajadoras sexuales que no pierden la custodia de su hijo. Entonces realmente no se ve la capacidad del padre más idóneo Y tampoco es que quiero alejarme de su madre. ¿No? Cuidar mejor de él".
IV. Roles y estereotipos como inercia del machismo
La perpetuación del rol del cuidado materno, así como la profundización del estereotipo de la madres como únicas que deben dedicarse a las labores domésticas es inconstitucional, según Zaidam. El artículo 69 (1) de la Constitución establece que "se promoverá la maternidad y paternidad responsables; la madre y el padre estarán obligados al cuidado, crianza, educación, alimentación, desarrollo integral y protección de los derechos de sus hijas e hijos, en particular cuando se encuentren separados de ellos por cualquier motivo". Por último, entre los deberes y responsabilidades de los habitantes del territorio ecuatoriano, el artículo 83 (16) de la Constitución establece la corresponsabilidad de madres y padres, en igual proporción, de "asistir, alimentar, educar y cuidar a las hijas e hijos". Además este constitucionalista manifiesta que "la  Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que la determinación del interés superior del niño, en casos de cuidado y custodia de menores de edad se debe hacer a partir de la evaluación de los comportamientos parentales específicos" (Zaidan 2016;   63). En efecto, no hay espacio ni en la Constitución ni en las herramientas internacionales para que la legislación se mueva en base a estereotipos basados en preconcepciones sexistas.
Los roles pre concebidos, y los prejuicios desde perspectivas de género definen, ahora mismo, la vida de los niños y la posibilidad que los padres vean o no a sus hijos.
Los roles pre concebidos, y los prejuicios desde perspectivas de género definen, ahora mismo, la vida de los niños y la posibilidad que los padres vean o no a sus hijos. El papá separado Carlos Guerra comenta que las malas experiencias y los casos de otras personas muchas veces se usan para generalizar a todos los hombres:  "Existen hombres irresponsables, que les vale un pepino los hijos (me disculpan la expresión). Y claro de estos casos se agarran contra todos los demás".  
Para la abogada feminista Jéssica Jaramillo, los estereotipos y los roles predeterminados por causa de prejuicios vinculados al género son especialmente perjudiciales para el derecho de los menores: "Hay varias cosas que tienen que ver con la construcción social y cultural. Los roles que hemos aprendido. Marcela Legarde dio una ponencia basada en un texto bien interesante sobre los cautiverios de las mujeres. Y ella refiere que, por ejemplo, la figura de la madrecita santa, no cierto, termina siendo una figura de cautiverio para las mujeres. Eso también es parte de esta construcción cultural, machista que tenemos. Principalmente en América Latina.  Verás, respecto de la discriminación de género. Lo que te decía más bien, tiene que ver con temas de roles. Es decir, la asignación de los roles, de padres y madres dentro de la sociedad, en general. El padre termina siendo el cajero automático y la madre termina siendo la cuidadora absoluta. Esta concepción que tenemos, todavía es una construcción bastante machista, se cree que el padre no puede cuidar a sus hijos. Sino que él tiene que ir de visitas uno o dos días".
Al respecto, del peso de los roles de género y los estereotipos, el papá Klever Sosa  argumenta:  "Yo no tengo la culpa de la generación anterior. Muchos de nuestros padres fueron unos machistas. Pero nosotros no. Nosotros somos una generación muy diferente. Yo te decía, yo era el responsable por mi casa. Yo era el encargado de cocinar en la casa. Yo era el encargado de hasta de arreglar la casa. Porque la mamá era la que trabajaba y ese cambio de roles yo lo veo muy normal. Pero fue ella misma la que dijo que eso estaba mal. Porque decía que un hombre no puede hacer eso. Un hombre debe salir a trabajar y mantener la casa".
El director de "Copaternalidad Ecuador", Santiago Villareal,  da su opinión sobre la perpetuación de estereotipos, para  él: "Se deben de eliminar las etiquetas,  la naturaleza del ser humano como tal, olvidándonos hombre - mujer, en esencia es ser bueno. No podemos hablar de ese desequilibrio que lo quieren arraigar, de que por la naturaleza del hombre, varón es grotesco, malo, violento y que la madre es tierna, buena, sana.  Existen asesinos de lado y lado. Existen ladrones, delincuentes de lado y lado. No podemos generalizar. Lo que nosotros queremos es que se erradique cualquier tipo de violencia. Los niños deben estar libres de cualquier tipo de violencia para una mejor sociedad", y tienen derecho de tener contacto permanente con sus dos padres.
El experto Javier Albuja continúa con las críticas hacia la preponderancia de los roles de género en temas vinculados a infancia:  "Claro que sí se deberían eliminar los estereotipos y sí, no ha sido un tema que ha sido de debate creo que es importante que estos temas se debatan a nivel de la academia principalmente, a nivel de la familia, a nivel de la sociedad, a nivel de organizaciones gubernamentales - no gubernamentales, porque realmente es la sociedad la que se ve afectada al no abordar esta situación  temas de una manera seria".  El papá Santiago narra su propia percepción de los estereotipos: "El guagua tenía tres años de edad. Yo le vestía, le di un besito, le dejé en su cuna y me fui a ver tv. No todo papá es abusador, probablemente. ¿Cómo le llaman? Predador de niños. Los hombres somos más guagueros y más cancheros que nadie. Yo a mis hijos les hago reír, les doy vueltecitas, les beso, ellos me besan. Es una nueva cultura. Un papá cocinando. Un papá pintándoles las uñas". 
Al parecer los cambios culturales, y la idea de las nuevas masculinidades no son suficientes para superar los roles y su perpetuación de los estereotipos en la sociedad. Alexandra Patricia Serrano Flores en su trabajo de tesis de maestría (2016)  plantea que "los cambios culturales parecerían influir en el desarrollo de una participación masculina más activa y presente en las tareas domésticas y de crianza, y en consecuencia, en una distribución más equitativa de las cargas laborales entre hombres y mujeres. Sin embargo, tenemos evidencia de que no es así (INEC, 2012a). Esto nos lleva a pensar que existen otros factores que inciden para que, a pesar de que hombres y mujeres aparentemente acceden en condiciones similares a las esferas pública y privada, no se alcance la equidad".  Es evidente que las circunstancias culturales no generarán cambios profundos. Sin duda las leyes que perpetúan los roles y fortalecen los estereotipos relacionados con el género, no permiten cambios reales en la distribución del trabajo doméstico y la búsqueda de una verdadera equidad.
Los estereotipos y los roles predeterminados también se delinean hacia la idea de que los hombres deben ser vinculados con actos violentos, por algún elemento esencial a ellos. Al igual que otros estereotipos estos también son nocivos a la búsqueda de equidad real en temas de género. Para la académica feminista Liliana Maribel Jayo Suquillo (2011):  "El tema de la violencia intrafamiliar (específicamente la sexual), ha destacado fuertemente la representación de los hombres como agresores, pero esta noción debe ser dislocada, pues existen otras realidades ocultas. Como lo señalan Herrera y Rodríguez (2001), al argumentar que en nuestro contexto ecuatoriano existe también esta noción, que resulta estar sesgada y que debe ser depuesta, pues perjudica un abordaje adecuado de la problemática de la violencia. También indican que la asociación que se hace entre hombres, masculinidad y violencia no tiene fundamentación, pero que se relaciona con un ideal de masculinidad, donde los hombres anhelan poder y fuerza sobre mujeres, niños, niñas y las y los adolescentes".  Es decir, aunque suene paradójico, los estereotipos alrededor del varón como esencialmente violento y la mujer como esencialmente pasiva e incapaz de violentar, es nociva y es machista.
Aunque suene paradójico, los estereotipos alrededor del varón como esencialmente violento y la mujer como esencialmente pasiva e incapaz de violentar, es nociva y es machista.
En efecto la obstrucción de vínculos parentales no es un tema que afecte únicamente a los hombres. Existen muchas madres que viven las mismas problemáticas de los papás en condiciones de separación con respecto a sus hijos.  Verónica, es precisamente uno de estos casos, y señala:  "Actualmente no puedo ver a mi hija, la veía en vacaciones y/u ocasiones importantes, anteriormente hasta enero de este año una vez cada tres meses porque vivían en otra provincia. Desde el mes de marzo de este año mi hijo varón vive conmigo por lo que, al estar en trámites legales por tenencia y pensiones alimenticias he suspendido las visitas a mi hija para que no sea causa de disturbios y malos entendidos con el proceso de su hermano, además que me es casi prohibitivo hacerlo por los costes que eso significa, considerando los costes legales en los que también estoy incurriendo actualmente. Aunque mi hijo vive conmigo yo sigo pagando al padre pensiones alimenticias vinculadas a él, aunque él ya viva conmigo…ha habido muchas ocasiones en que los niños han viajado a la ciudad de Quito, donde vivo y nunca supe de su visita a la ciudad sino hasta que en alguna conversación los niños me lo comentaban. Nunca una llamada telefónica por parte del padre para decirme que los niños estaban cerca¨. Su caso, desde luego no es aislado, hay otras madres en condiciones símiles, sin embargo, coincide de manera estricta con una abrumadora cantidad de padres en las mismas situaciones.
V. El padre reducido a visitante
Los estereotipos que perpetúan roles de género tienen características perversas cuando cambian arbitrariamente los significados de términos que se podrían considerar comunes a la especie. La idea que un padre separado deja de ser un papá y debe convertirse en un visitador esporádico, es una tendencia pregonada por voceros sexistas que predican animosidad contra los hombres heterosexuales como (Jorge Corsi y Enrique Stola son voces visibles de esta tendencia en países como Argentina, y su influencia es creciente en Ecuador, recomiendo que se ponga sus nombres en Google para conocer particularidades sobre sus aportes). Este tipo de discursos, ocupados en definir estereotipos y roles predeterminados,  han llegado a encarnarse como política pública. En el caso ecuatoriano un padre separado deberá suspender inmediatamente su vínculo afectivo con los hijos luego de la separación, y solo tras un largo y penoso juicio de visitas, en el mejor de los casos, deberá conformarse con visitar a sus hijos unas pocas horas cada dos semanas. Sin embargo, aún esta condición, la de visitante, puede interrumpirse de manera indefinida, y de forma intempestiva, si la madre decide suspender los contactos con su progenitor.  
En efecto, la existencia de un régimen de visitas no garantiza el contacto entre padres e hijos. El padre separado Adrián, cuenta su experiencia: "a pesar de que he tenido régimen de visitas, la madre no lo ha cumplido por A o B razón. Solamente cuando ella necesitaba algún favor. Para que yo le cuide al niño o tal vez alguna cosa, o para que yo le lleve a la escuela. Para algunas de esas cosas me lo permitía ver. Pero cuando ella quería obtener algo de mi parte, como un permiso de salida hacia el exterior. Yo me negué, y ella como respuesta no me dejaba ver a mi hijo. Ella simplemente no me deja ver a mi hijo".   
Por supuesto, esta erosión, desde el lenguaje legal-institucional, de la figura paterna no afecta únicamente a los progenitores. Los niños son las principales víctimas. Y en la mayoría de los casos no están felices con sus nuevas circunstancias. Carlos narra como su hija pequeña percibe la situación: "ella a su tierna edad me dijo –¿y por qué los jueces deciden esto?-. -Porque tienen que. ¿Por qué alguien tiene que decidir por la familia? Olvídate los jueces, olvídate los abogados.
Esto lo tienen que hacer tú y mi mamá. Sentarse a conversar. La semana tiene 7 días y yo estoy contigo lunes, martes y miércoles con mi mami jueves, viernes y sábado y se turnan un domingo cada semana. Eso es todo-.  Ella me dio la fórmula. Me reuní con la mamá le expliqué la situación. O sea, con toda la gana de mejorar las cosas para mi hija y para mí. Mi hija va a tener nueve años y yo realmente, yo he querido vivir con ella desde que nació. Y ella, la mamá, me dijo que sí, en un principio. Pero algo pasó y no sé, salió de la reunión, habló con su esposo, y después dijo que no, que las cosas estaban bien, como estaban. Que eran justas como eran. Eso para mí resumió todo. O sea, es como que no. Realmente ella no ha podido superar el supuesto abandono. Cuando se terminó la relación y punto".
Al no existir mecanismos legales eficientes, (ni siquiera mecanismos ineficientes), las visitas dependerán del estado de ánimo de la madre.
Al no existir mecanismos legales eficientes, (ni siquiera mecanismos ineficientes), las visitas dependerán del estado de ánimo de la madre.  El padre separado David: "incluso ya después de haber tenido un régimen de visitas ordenado por una jueza, no me dejaba verle a pesar de que, ella, sabía que los sábados que me tocaba. Dijo que se encontraba fuera de la ciudad y no me dejó verlo. Entonces yo le dije: "mira son 4 horas cada 15 días. ¿No puedes, veamos el domingo? -No. No te puedo ceder el fin de semana- supo decir. Y obviamente, antes de eso estuve un año sin verle, todo un año por decisión de ella". Fabricio dice:  "No la vi cerca de un año a mi hija. Por motivos de temas judiciales. Luego cuando conseguí visitas, el ambiente, en el que yo le veía a mi hija, no era el adecuado. Entonces, mi hija sufría mucho".
Tal vez el único caso en esta investigación de un régimen de visitas plenamente satisfactorio, para el padre sin la custodia, es el caso de Fausto, quien tiene ingresos por 10.000 al mes y por lo tanto plenas posibilidades de cubrir gastos de abogados para que le apoyen: "yo he peleado siete  juicios. Y en el proceso de esos siete juicios, hemos tenido un régimen bastante equilibrado. Yo veo a mi hijo entre 12 a 14 días al mes. Y la mamá el resto". Otros padres, es decir la inmensa mayoría, no cuentan con los recursos para afrontar un sistema legal que demanda fuertes sumas de dinero para procesar las necesidades afectivas de hijos que necesitan ver a sus padres. La abogada Jésica Jaramillo, narra un evento del que tomó parte como profesional: "Nosotros pedimos el juicio de régimen de visitas. Lo pedimos en el mes de julio. Yo inicié la demanda en el mes de julio. Lamentablemente, el proceso se ha demorado tanto, que recién nos asignan hoy (diciembre) la audiencia de conciliación. Pero claro, los jueces son bastante inhumanos, a veces, ¿no? Yo pedí que me esperen mucho 10 minutos, porque el señor es mensajero y tienen jefes, que a veces no entiende. Entonces, no le dan permiso y llegó 15 minutos tarde. Y el juez dispuso que se suspenda la audiencia. Y nos va tocar volver a solicitar que se instale la audiencia para que él pueda solicitar recién el régimen de visitas. A él no le permiten ver a su hija. En el régimen de visitas, el padre termina siendo un visitador de fin de semana, cada 15 días que es la figura más clásica de todos los hogares que se han separado. Es muy poco a veces el cumplimiento del régimen abierto. A veces no se lo cumple. Pero creo que hay que también darle un matiz distinto a la figura del padre que ha salido del hogar. No como  visitas. ¿Sino más bien como parte de compartir, no cierto? Del compartir con su niños. No es que lo visita, comparte con él. No solo llega y lo ve.
Sino que tiene que jugar, salir, controlar tareas, también. Exigir a los niños que estén bien en la escuela. El padre también tiene derecho a ir a ver cómo está su hijo en la escuela. Es decir, no les podemos tampoco a ellos coartar esta libertad de querer ser padres a tiempo completo pues". 
Violentar las visitas determinadas por la ley es un ejercicio sencillo y sin consecuencias, basta decir por ejemplo, que el menor está enfermo.  Oscar cuenta:  "en varias ocasiones alega que está enferma, incluso la última vez estuvo enferma entre comillas tres semanas y claro la tercera semana yo ya exigí verla por lo menos un momento y cuando me contacté con la abuela que es quien la cuida, resulta que, claro a mí me dijo que no podía sacarla de la casa porque estaba enferma y resulta que me fui encontrarla en una piscina por la Panamericana Norte".
En los llamados, regímenes abiertos, la situación se torna ambigua, porque la concreción del contacto con los hijos dependerá de la voluntad de la madre, e incluso su estado de ánimo, y al no darse el encuentro generalmente se responsabilizará al padre, como relata   Fabricio:   "depende mucho del carácter de la mamá, ha habido temporadas en las que no le he visto en meses, últimamente la he podido ver porque me tengo que escapar del trabajo para ir a la guardería, pero son 30 minutos a escondidas".  Otros padres tienen experiencias similares,   Klever dice: "la mamá dice -yo nunca te voy a prohibir que le veas- Pero son las condiciones que no se dan para esto. Por ejemplo, siempre que voy me confronta por algo. Entonces ha habido momentos en los que yo he preferido, que sea mi hermana, que tiene una mejor relación con mi ex esposa, la que tenga ese acercamiento y ella si le trae a mi casa mi hija…Yo estaba por completo a cargo de mi hija. Y de repente, tener que llegar a ese régimen de visitas que es verdaderamente humillante. Pero a la larga los que terminan pagando las consecuencias son los hijos. A la larga sigue siendo humillante. Verle a mi hija por visitas. Verle a mi hija porque, como un favor de la mamá. Porque la mamá es buena gente. Y no, no creo que tenga que ser así. En ese caso a nadie le importó que yo le haya cuidado a mi hija. Simple y llanamente asumieron que se iba con la mamá y nada más. Esas es la parte donde yo creo que debe haber una reforme integral".
Los líderes de organizaciones de padres han estado reclamando desde hace mucho tiempo que el término "visitas" sea reemplazado, pues este reduce la figura del padre a un actor exógeno a la vida de los hijos. Para el presidente de Copaternalidad, Santiago: "la corresponsabilidad parental que está en la Constitución de la República, en los artículos 69 y 83 plantea que los padres y madres son los únicos responsables y que serán responsables de la asistencia, alimentación y educación, crianza en proporciones iguales. Pero cuando vamos a las leyes secundarias, al Código de la Niñez y Adolescencia, por ejemplo, los elementos de la Constitución se mencionan solo en la  parte introductoria, pero cuando nos topamos con la regulación de pensiones alimenticias  tenemos 45 artículos, y luego vamos al tema de las mal llamadas visitas y nos encontramos con que solamente tenemos  tres artículos, y el cuarto es de extensión de regímenes de visitas. Todo el sistema está enmarcado así: mayor facilidad ¿para qué? Únicamente para  pensiones alimenticias, entonces la madre baja con un formulario. Empieza a ejecutar pensiones alimenticias. El padre que quiere el tema de visitas pero tiene que contratar un abogado tiene que seguir el proceso. En el mejor de los casos te lo atienden en tres meses y se demora mucho más el tema de las sentencias, si se resuelve . Y si por ahí se dan estos casos de que hay cambios en las leyes y el asunto se te demora años, pues seguimos manejando el tema de un hijo o de hijos por cuerdas separadas y desvirtualizamos todos estos conceptos de interés superior de los niños y corresponsabilidad parental.  Los padres se convierten en visitadores, en eso es lo que nos ha convertido el Estado ecuatoriano. El Código de la Niñez y adolescencia, dice que el mejor padre es el que provee la pensión alimenticia y la madre es la que cría. Por norma, por regla, estamos hablando de que las necesidades afectivas de los hijos, son secundarias. El padre tiene que solicitar un régimen de visitas. Entonces nos olvidamos del concepto del interés superior del menor, de los derechos humanos, de la Convención Internacional de los derechos de los niños, vulneramos los derechos fundamentales de los niños, de tener un hogar, una familia, indistintamente de que esté disgregado. Efectivamente un padre debe solicitar un régimen de visitas y hasta hoy no sabemos en función de que, los jueces determinan las horas, los días, los momentos que un padre va a cubrir las necesidades afectivas de los hijos".
"El  padre no puede ser un visitante porque el niño no está privado de la libertad, el niño no es un amigo, no es un pariente que uno visita, el padre es un progenitor, el padre es el que le creó, entonces es el que está directamente implicado en la crianza de ese menor, no solo en la manutención".
La abogada experta en temas de familia  Elizabeth, critica la normativa vigente:  "El Código Orgánico Integral Penal y obviamente el Código de la Niñez, prevé solo cuatro artículos de visitas, y uno solo te contempla que puedas tu regularlas, de recuperar al menor cuando tienes ya las visitas como tal y que no puedes cumplir, porque la madre no quiere darte a tu hijo en el tiempo que te corresponde, es un artículo, uno solo, un inciso en el que tú tienes que hacer maromas para que se cumpla todo un procedimiento con un artículo, porque no está dicho: - en caso de incumplimiento hay estas alternativas-, no.
Es un artículo de un par de líneas que te dice todo lo que puedes hacer y que obviamente operativamente es más difícil, entonces obviamente serian ambas leyes las que no viabilizan que padres e hijos puedan desarrollar libremente sus relaciones parento-filiales. El  padre no puede ser un visitante porque el niño no está privado de la libertad, el niño no es un amigo, no es un pariente que uno visita, el padre es un progenitor, el padre es el que le creó, entonces es el que está directamente implicado en la crianza de ese menor, no solo en la manutención, necesariamente.  Jamás podría decirse que es un mero visitante, se debe obtener un cambio de mentalidad en los operadores de justicia…Ahora está muy de moda también que a los abogados se les empezó a ocurrir -quitémosle la patria potestad al papá-. Sufragan alimentos todos los gastos del niño, pero no les ven a los hijos, y yo digo, ¿Cómo les van a quitar la patria potestad? Entonces llama el niño manipulado, alienado, “papi dame la patria potestad, me quiero ir de viaje con mi mami” –“no pero prefiero darte el permiso de salida del país si quieres pasearte con la mami, yo no tengo ningún problema” “no, el abogado dijo que lo mejor es la patria potestad para mi mami, si mi mami ya no necesita nada de ti". 
El experto venezolano Juan Diego Humpierres, conferencista internacional en temas de infancia,  da su opinión: "el padre no puede ser un visitador, el padre es parte del proceso psico-emocional y afectivo del niño, entonces creo que los regímenes de visitas tienen que estar establecidos y mediados; y de ese modo llegar a un régimen De Convivencia, como le llaman en Venezuela, de una manera negociada, clara y establecer cómo van a ser las pautas".
 Desde luego este fenómeno se entiende mejor si se escucha a quienes lo han percibido de primera mano.  El padre separado Diego  expone su caso : "empezaron a recortarme el tema de las visitas, constantemente empezaron a bajarme poco-poco -, y a hacerse negar, que no, que no están en la casa-, entonces decía oye voy a verle -no, no estamos en la casa-, -  no, están de viaje, le llevaron viaje-, entonces fue paulatino como que me la fueron escondiendo ver, entonces un día la  mamá me dijo - oye, sabes que yo no quiero que le veas a la nena entre semana-  y le digo cuál es la razón - Porque yo todavía, se me hace difícil dejar-, entonces yo le dije verás, una cosa es que tú te desapegues de mí, que se puede superar". El tema es general y un factor común en la mayoría de padres entrevistados.  Oscar dice: "yo empecé a consultar con abogados, a mí los abogados me decían que hasta los cinco años es difícil que yo pueda lograr que me faciliten verle más tiempo, en muchos casos incluso cuando se levanta algún tipo de proceso para custodia y si la mamá no está de buen ánimo, porque el final depende del ánimo de la mamá (risa irónica)".
VI. Un acuerdo que no se cumple
A pesar que los regímenes de visitas estén firmados, su cumplimiento queda a merced de quien tiene la custodia, y se incumplirán como medida de presión frente a cualquier circunstancia ajena a la voluntad o interés de los niños. Roberto cuenta su experiencia: "a partir del 15 julio no la he visto ni una sola vez, bueno, le vi una vez en el juzgado porque hubo una audiencia de incidente de rebaja de pensión en septiembre, sí, yo tengo fijado un régimen de visitas, pero tengo que mencionar que esto se rompió en julio del 2015 pues pedí una rebaja de pensión. Como les había mencionado mis ingresos bajaron, tenía antes ingresos mucho más altos y la crisis económica del país me ha llevado a mí a una situación económica bien complicada. A raíz de eso no me han permitido una sola visita". Otros papás han tenido que recurrir a estrategias alternativas para poder ver a sus hijos,  Jairo: "yo para poderlo verlo me metía a clases con él, con la profesora, todos me conocían,  y me sentaba a clases con él para poderlo tener cerca,  pero la mamá se dio cuenta que yo iba a ver al colegio lo cambió de colegio, no pude hacer nada, ya lo cambió de colegio así que no sé absolutamente nada de mi hijo".
Más de una ocasión, insistir en las visitas genera situaciones peligrosas para los padres, como cuenta  Daniel: "Nuevamente usó a mi hijo para atacarme, me negaba las visitas una vez utilicé la ley cuando solicité a la jueza de la otrora juzgado de la niñez y adolescencia una orden para poder visitar a mi hijo; logré ver a mi hijo; pero me amenazó que se iba a golpear a sí misma para sacarme una boleta de auxilio si volvía con la policía. Preferí rendirme ante sus condiciones absurdas como si mi hijo fuera una mercancía. Me denunció por violencia psicológica cuando en realidad quien estaba sufriendo por no ver a su hijo era yo".
Los abuelos suelen verse afectados también por este tipo de obstrucción,  Alicio narra su la  situación de sus padres: "Mis papás pusieron un juicio de visitas para poder ver a mi hija, proceso que llevó más de dos años en curso, y en el que tuvimos que recusar a una jueza, vinculada también con los abogados de Andrea. A lo largo de las distintas diligencias mandadas por la Fiscalía o la misma Junta de Protección, yo mantuve total apertura y colaboración, al contrario de Andrea y su familia, que no se dejaron citar, se cambiaron de domicilio varias veces, dilataron confesiones judiciales y engañaron a los citadores con claro afán de entorpecer el avance del proceso". Desde luego, la  frustración es un sentimiento recurrente entre los padres que de un momento a otro dejan de ser parte de la vida de sus hijos y se convierten en personajes esporádicos  Fabricio: "el padre no es un visitador, el régimen de visitas es una injusticia, es un adefesio (risa irónica), es una forma más de violentar a un hombre, colocarte, denigrarte del punto de ser un padre a ser simplemente un visitador, quitarte los derechos de paternidad, o sea tú tienes los mismos derechos o debería tener la madre para estar con tu hijo ". 
Para los expertos en temas jurídicos y de niñez, la sola idea de reducir al padre a un mero visitante debería considerarse inconstitucional.  El abogado Salim Zaidán sostiene: "Las   reglas de preferencia a favor de la madre para el otorgamiento de la "tenencia"  y un régimen de "visitas" al otro progenitor son solo dos de las disposiciones  inconstitucionales que se apartan de la  corresponsabilidad parental, reconocida a nivel  constitucional".  
La psicóloga forense  Ana Jácome deja claro que esta figura, la de visitante,  distorsiona la imagen paterna indispensable para la formación de la psique infantil: " Los estudios que se han realizado desde las perspectivas de los niños respecto a las visitas y al contacto con los padres luego de una separación o un divorcio, reportan que el aspecto más negativo de la separación es la pérdida del progenitor que ya no vive con ellos; los niños se sienten estresados e insatisfechos con los patrones de visita, y describen a sus padres como cada vez más periféricos en sus vidas en términos de cercanía, disciplina y apoyo emocional (Amato, 1987; Hetherington, 1999; Wallerstein & Kelly, 1980)".  El experto en temas de infancia   Xavier Albuja completa esta idea en palabras más simples: "el padre no es un visitador, el niño no está en una cárcel, el niño no está en un centro de reclusión o en un centro de internamiento para otorgársele al padre condición de visitante, el padre es papá no es visitante, es quien puede ejercer su labor de cuidado, de formación, de crianza. Entonces desde los términos deben cambiar".
Levi Strauss planteó que la traducción de los términos familiares, debe basarse en el rol, que en esa sociedad ocupan los diversos miembros de la familia. Esta idea, basada en la estructura del lenguaje hace pensar si tal vez la mutación del rol de padre hacia la figura de visitante no buscaría alterar el significado de la paternidad en la sociedad occidental. El significante ¨papᨠadquiere un nuevo significado luego de la separación. Es como si el juego de lenguaje de la sociedad occidental hubiera determinado que la regla moral para definir a un padre se mantuviera de manera inalienable dentro de un matrimonio tradicional, y fuera de ese espacio, el significante padre adquiriera un nuevo significado, el de un ser exógeno, ajeno a la vida de los hijos. Un visitante.
VII. Redefiniendo a papá 
Es como si el juego de lenguaje de la sociedad occidental hubiera determinado que la regla moral para definir a un padre se mantuviera de manera inalienable dentro de un matrimonio tradicional, y fuera de ese espacio, el significante padre adquiriera un nuevo significado, el de un ser exógeno, ajeno a la vida de los hijos.
De acuerdo a la psicóloga forense Ana Jácome "en un estudio conducido en Australia se encontró que la posición de la madre en torno al acceso de los padres a sus hijos era una barrera importante para el desarrollo de contactos significativos entre los padres y los hijos. Por otra parte, más de la mitad de los progenitores residentes (usualmente las madres) usualmente tienen una idea negativa de la custodia compartida, mientras que un 70%-75% de progenitores no residentes tienen una actitud positiva hacia un acuerdo de custodia compartida (Smyth & Weston, 2004).  Por otra parte, las madres pueden ser determinantes en la relación entre los padres y los hijos en función de actitudes y comportamientos que facilitan o limitan las oportunidades de los padres de ejercer la paternidad y desarrollar relaciones cercanas con sus hijos (Allen & Hawkins, 1999; Fagan & Barnett, 2003).  La hostilidad materna en la separación ha sido vinculada con menor involucramiento de los padres luego del divorcio, comparadas con las madres con menos hostilidad (Maccoby & Mnookin, 1992). La exploración de las actitudes maternales que buscan limitar el contacto de sus hijos con un padre amoroso puede facilitar el entendimiento de que las necesidades de los niños son diferentes y separadas de las necesidades de los adultos luego de una separación. Los estudios que se han realizado desde las perspectivas de los niños respecto a las visitas y al contacto con los padres luego de una separación o un divorcio, reportan que el aspecto más negativo de la separación es la pérdida del progenitor que ya no vive con ellos; los niños se sienten estresados e insatisfechos con los patrones de visita, y describen a sus padres como cada vez más periféricos en sus vidas en términos de cercanía, disciplina y apoyo emocional (Amato, 1987; Hetherington, 1999; Wallerstein & Kelly, 1980). En general, cuando el conflicto interparental continúa, hay menos involucramiento del padre con los hijos, más dificultades en el desarrollo de la relación padre-hijo, y deterioro en las relaciones padre-hijo a largo plazo (Ahrons & Tanner, 2003; Hetherington, Maccoby, & Mnookin; Pruett, Williams, Insabella, & Little, 2003).
VIII. Intimidación
El padre visitante entra en una suerte de estado de excepción, con las mismas características descritas por Agamben, en el cual se convierte en un sujeto vulnerable a recibir cualquier forma de agresión, durante los momentos en que trata de ver a sus hijos y aún después. Su vida será sujeta a aquellos que estuvieron bajo su protección y a quienes a partir de este momento no podrá cuidar. Será vulnerable a todo lo que se haga con sus hijos y estos podrán ser usados, de darse el caso, para agredirlo, de desearlo los custodios o sus familias, con total impunidad y bajo el ambiguo respaldo de las instituciones. El papá,  Alejandro cuenta su caso: "tuve casos de intimidación, también hice una denuncia, fue a mi casa, el tipo ese con el que está ella. Que es militar. Es un capitán. El tipo fue a mi casa con un primo de él, un policía llamado Fernando, solo se identificó como Fernando. Golpeó la puerta, entró a mi casa, me empujó, entró hasta la sala. Y me amenazó, me dijo, inclusive de muerte. El tipo estaba oliendo a alcohol. Venían de una fiesta, me parece. Estaba mi suegra ahí diciéndole "péguele, péguele ". Me empezó a insultar "hijo de tal y cual, cara de tal, sal afuera" Entonces salieron, me empezaron a insultar desde afuera, llamé a la policía.  Los policías llegaron al poco tiempo. Estaban riéndose con mi esposa, con mi suegra, sentados en la sala comiendo sánduches y yo sacando las cosas. El novio de mi esposa, el nuevo, el amante, lo que sea me sacaron de mi casa para que ellos entren a vivir allá, y después de eso no me dejaron ver a mi hijo".
La intimidación adquiere dimensiones gigantescas cuando actores investidos de poder político se involucran.  Adrián  narra su historia: "Sí sé quién es que estuvo en este caso. Es una persona dentro de la función Legislativa (el nombre se suprime por seguridad). La  secretaria de este juez, fue quien me lo dijo. Me lo dijo en un momento de desesperación. Porque ya sabían que yo sabía todo. Yo fui y los encaré. Entonces todo el mundo se impactó. Solo porque era la madre de mi hijo no fui capaz de meterla presa. Porque ese era el momento, yo para tener los documentos y denunciar todo esto y bueno. Finalmente sacaron a mi hijo de manera ilegal sin mi autorización con la ayuda de esta persona con poder político. No he vuelto a ver a mi hijo".
La intimidación legal, o relativa al poder institucional no son las únicas formas de violencia. Muchas veces los padres son receptores de violencia física. Byron cuenta: "Luego que nació mi hija, en un intento desesperado de poder tener contacto con la bebé, intenté retomar la relación amorosa con la madre pero esto duró apenas un mes ya que las agresiones físicas y verbales de parte de ella no cesaban".  Decidí terminar la relación con ella haciendo hincapié en que esto es independiente del ejercicio parental con mi hija ya que yo soy padre de la menor sin importar que la madre y yo estuviéramos juntos como pareja sentimental. Esta mujer utilizaba a mi hija, desde antes de que ella nazca, para chantajearme, me amenazaba con que iba a abortar a mi hija (dentro del juicio de visitas presenté los chats y mensajes de ella en donde claramente me amenazaba con esto e inclusive ella dice el nombre de un médico que le va a realizar una intervención en una clínica". 
"La mamá durante todo el tiempo de vida les ha amenazado con cuchillo a los hijos, al esposo, a matarse, ha pegado a los hijos, ha habido un montón de violencia intrafamiliar de parte de ella, lastimosamente uno no ha hecho las denuncias por no tener problemas en la familia, por no tener problemas con los hijos y las cosas han pasado".
Los casos se repiten con demasiada frecuencia, como relatan varios padres: Flavio cuenta: "cuando estuvimos en la audiencia del juicio de visitas para poder ver a mis hijos la señora en compañía de su familia intentó agredirme y agredir a mi madre. Como consecuencia en la actualidad tanto ella como su padre enfrentan un juicio penal". Lamentablemente, no se trata de incidentes aislados, Adrián cuenta: "en el hogar, aunque parezca increíble, yo sufría de agresiones físicas, hasta que un día llegó a romperme la nariz, no me separé porque mi hijo es todo para mí y era yo quien cocinaba, lavaba, planchaba, daba de comer a mi hijo, bañarme vestirme etc... la situación que vivo con mi hijo es que me presionan para que firme el divorcio por mutuo acuerdo y sino no me dejan ver al bebé, me amenazaron con ponerme una denuncia por agresión psicológica, creo que esto y el chantaje usando a mi hijo es lo que más me impactó". Diego relata: "la violencia siempre ha sido del otro lado y los hijos lo saben, la mamá durante todo el tiempo de vida les ha amenazado con cuchillo a los hijos, al esposo, a matarse, ha pegado a los hijos, ha habido un montón de violencia intrafamiliar de parte de ella, lastimosamente uno no ha hecho las denuncias por no tener problemas en la familia, por no tener problemas con los hijos y las cosas han pasado".
Muchas ocasiones es la pareja de la madre la que amenaza y agrede al papá. Richard narra su vivencia: "chuta, no poder cercarme a la escuela, colegio, porque va a salir el esposo de esta señora, de la mamá de mis hijos a agredirme. Una vez ya lo hizo. Una vez yo bajé a verles a mis hijos a la escuela. Entonces por ahí me vieron bajar y le llamaron, le dijeron - el papá de tus hijos está ahí-  Yo estaba esperando que salgan de la escuela. Estaba parado tomando una botella de agua y sale este señor, pero bravísimo. O sea, con palabras groseras, que no vale la pena repetirlas, pero "¿qué haces aquí? ¿Qué vienes a buscar?" Entonces yo "a mis hijos, pues, obviamente vengo a buscar a mis hijos" "pero ¿cómo así, con qué derecho?" "porque soy el papá" "ya pagaste la pensión?" O sea, salió él cobrarme la pensión. "¿ya pagaste?" Yo día anterior había hecho un depósito de $300 y justo, en el bolsillo, tenía el recibo". Un factor común en los padres entrevistados es su negativa a poner denuncias cuando son agredidos por sus ex parejas:  Adrián afirma: "yo sufrí agresión física. No puse la denuncia. No conté a nadie, ni siquiera mi familia, hasta que después de que nos separamos. Porque lógicamente uno siempre tiene la esperanza de que las cosas van a mejor. O que algo va a cambiar. No cambió. Tampoco se puso la denuncia, porque es incluso vergonzoso para nosotros decir -sí mi esposa, mi esposa me pegó-". 
La violencia, física o institucional se suele usar en otras ocasiones para conseguir ventajas económicas en un proceso de divorcio. Adrián relata: "una vez, cuando le dije que no le iba a dar el divorcio por mutuo acuerdo, lógicamente porque existía causal de infidelidad, me dijo que no me iba a dejar ver a mi hijo si es que yo hacía por causal. Por ejemplo - no te dejo ver a mi hijo si tú quieres hacer el divorcio por tal causal. Y no hay poder humano que te lo deje ver, ¿porque yo también tengo un abogado-. Ese tipo de amenazas venían a cada rato. Cuando se molestaba o cuando yo reclamaba algo "No sé" Es como que, "yo te estoy haciendo un favor¨ Así que sh!" "O si no, nos vamos por la ley¨. Quienes reciben con más intensidad la violencia son desde luego los niños,  Fauslo: "Me ha impactado la capacidad que puede tener una persona herida, de envenenar a los hijos para mantenerlos alejados del progenitor". 
Sin embargo, la peor forma de agresión que deben tolerar los padres viene del lado de la obstrucción de vínculos parentales. Sin duda es el tema más complejo, y el que más preocupa a los papás por sobre todas las otras formas de violencia. La abogada Jésica Jaramillo explica que "hay casos, por ejemplo, los padres han querido ir a visitar a los niños a las escuelas y las mamás les han prohibido, a las escuelas, que les permitan ver. Es completamente inconstitucional. Eso no se puede hacer. Muchas de las veces, las instituciones educativas también lo hacen".  El papá separado Oscar cuenta: "No lo he podido ver en nueve  meses. Correcto. Ella está tratando de hacer todo lo posible para que mi hija y yo no nos veamos más. Y entonces yo no he podido hablar con ella y menos con mi hija desde febrero. Mi hija y yo éramos muy apegados. Teníamos una relación muy fuerte. De hecho, mi hija en algún momento nos dijo a los dos, que, si es que alguna vez nos separamos, que ella, que mi hija quería vivir conmigo y no con la mamá. Totalmente. Estoy totalmente incomunicado". Richard:  "El padre de la mamá me amenazaba con agredirme siempre, y claro no iba a responderle al señor". 
IX. papás violentados 
Una vez más, las consecuencias más graves las sufren los niños, quienes tienen que ver como sus padres son agredidos frente a ellos. Algunas veces los papás deben recurrir a la policía pare realizar las visitas sin recibir violencia, pero dados  los estereotipos vinculados a estos temas, la policía suele ponerse en contra de ellos e incluso arrestarlos a pesar de haber sido ellos quienes los llamaron". El papá Santiago relata su caso: "Yo le pregunto a un abogado de la Defensoría Pública y le digo -vea yo soy papá de estos chicos. Consta en la cédula que ellos son mis hijos. ¿Cómo hago yo para verles?- -Vea, Ud. no se haga líos. Vaya Ud. donde un policía y diga 'vea yo soy papá de estos guaguas quiero dejarles cinco centavos, dejarles unas cosas, verles un ratito, ver cómo están- Y la primera vez me resulto, verá. Un policía  me dice -vamos que yo le acompaño-. O sea, ya llegó a la casa. Pero ella ya se dio cuenta que yo estaba buscando a mis hijos. ¡Ah! Yo voy y le digo -ya vengo a verlos- a mis hijos. Y los chiquitos -papito, papito- y ellos se me abrazan de mí. La señora, oiga no va a creer, les halaba a los niños de los pies. Y yo obviamente, el más racional tiene que ceder. Entonces yo los solté a mis guaguas -ya mis amores, chao, chao. Nos vemos- -chao papito, chao papito-. -Grosero, descarado. Maldito infeliz. Que tú a los guaguas los quieres coger a la fuerza y no vas a hacer eso- Yo como estaba ese día molesto, dije bueno me voy a la casa. Hablé con otros  policías que me acompañen a la casa, al departamento donde yo vivía, que casualmente tiene la casa de los papás al frente. Cuando en ese momento viene la familia de ella -desgraciado! ¿Qué haces aquí? ¡Lárgate! ¡Infeliz, tú no tienes nada que verles a mis nietos- Y el papá les grita a mis hijos -váyanse para adentro! Uds. no tienen nada que ver con este señor-".
Es un elemento muy recurrente que luego de recibir algún acto de agresión, según narran varios de los padres del estudio, sean ellos los que reciban una denuncia, por la figura de "maltrato psicológico" , elemento ambiguo que no requiere evidencia alguna. El papá separado Carlos relata su caso:  "No conozco a mi hijo, tiene un año dos meses y no lo conozco. ella estableció un horario de lunes, martes y miércoles de dos de la tarde a tres de la tarde o cuatro de la tarde, en la casa de ella pero no puedo ir porque ella tiene una boleta de auxilio falsa por una denuncia de maltrato psicológico que también es falsa porque siguió un juicio, se puso la denuncia y nunca se presentaron  pruebas ni nada, incluso hay un examen médico legal en donde se dice que no hay ninguna violencia ni física ni psicológica, simplemente es la palabra de ella contra mi palabra y como es mujer le creen a ella. no le conozco a mi hijo, no sé, o sea, he intentado acercarme y todo pero no puedo porque la ley me prohíbe por esa boleta". 
También se usa la estrategia de la denuncia por "violencia psicológica" para alterar cursos legales e interrumpir procesos de  custodia que están beneficiando a los padres. "Me fui a la DINAPEN, puse la denuncia en la DINAPEN con los dos chiquitos, me atendieron muy bien, todo lo demás, hicieron un escrito, todas las vainas e hicieron una orden de la DINAPEN que me entregaban los niños, que se quedan a cargo del papá hasta que se arme el juicio, hasta que se vea que es lo que pasa. Listo, yo ya feliz con mis guaguas, que hay que hacerles exámenes psicológicos, que hay que hacerles físicos, les hicieron el físico, el psicológico que les haga yo en Conocoto. El día lunes les hago faltar a clases, me voy a la fiscalía a que les hagan el reconocimiento psicológico con esta orden de la policía y todo lo demás. Y  me encuentro con la mamá que ha estado en la Defensoría del Pueblo. Y sale con un defensor del pueblo, bravísimo, ¿dónde están los niños? ¿Esos son los niños? Ah, se van con la mamá y le digo, ratito, tengo orden de la policía, ¿Qué le pasa pues? Hecho el cabrero, en resumen me amenazó, que como yo estaba ahí y la mamá también estaba ahí y la mamá tiene boleta de auxilio, que le llama a la policía y ese rato me meten preso a mí porque yo no podía acercarme a la mamá, o sea utilizó la boleta de auxilio para que yo salga huyendo, para que no me metan preso, un abogado del pueblo, un abogado defensor del pueblo". 
X. La presión familiar 
En varias ocasiones los padres prefieren hacerse un lado hasta que puedan cubrir los gastos de un abogado, o por temor a la violencia que sufren durante las visitas.
Varios expertos coinciden en que la familia extendida de la madre o la nueva pareja suelen influenciar para alejar al padre de la vida de sus hijos. Muchas veces esta condición se potencia si la nueva pareja no ha llegado a tener sus propios hijos. La abogada experta en temas de niñez Elisabeth plantea: "de ese caso tengo otra que está ahorita en Sangolqui, de un padre que no puede ver a sus dos hijos varones, la madre no le permite verle porque se enamoró, se fue un año de intercambio a estudiar en el extranjero en un país equis de Europa, volvió y vino enamorada de otra persona, le traicionó. Él le perdono la primera traición y en la segunda traición ella ya quiere convivir con él, por eso en una semana ya estuvo puesta boletas de auxilio, le cambió de ciudad, de lugar de educación, de centro educativo en donde estaban los menores… ella volvió enamorada, él se quedó el año cuidando a sus hijos donde estuvieron totalmente desarrollados en su relación parentofilial; la señora le quita los niños con boleta falsa igual, con denuncia falsa perdón, no existe la boleta falsa porque fue emitida por autoridad competente y se presume que es válido, porque además las boletas de auxilio tienen una transcripción exacta de lo que dice uno en la denuncia, ese es el fundamento, el fundamento es -el me quedo viendo mal y me viro los ojos y yo me sentí ofendida- la transcripción, para emitir la boleta, según la Constitución, organismos internacionales, según tratados internacionales, el Código Orgánico de la función Judicial, el Código Orgánico Integral Penal, -el me quedo viendo mal y yo me sentí mal-, no hay fundamento. Y yo fui y le expuse eso a la jueza y le dije -su único fundamento en el primer caso, su único fundamento para dictar las medidas de protección fue la petición de fiscalía que solamente está contemplando la descripción o transcripción exacta de lo que dijo la señora en el libelo de su denuncia, no tienen más fundamentos, no hay un informe psicológico-, se demoraron en  hacer el informe psicológico, recién lo hicieron este mes, después de una denuncia en enero. Un año de la vida de la niña perdido con su padre. La niña le mandaba cartas al padre diciéndole -papi quiero verte- -papi ya te extraño “¿papi por qué no vienes?- -papi estoy aquí-.
Elisabeth Regalado continúa: "Hay inclusive un caso en que el padre se demandó alimentos a si mismo porque le dijo “ve, quiero darte alimentos, ¿dónde te pongo?, ¿en qué cuentita?” y ella le dijo: “no, yo no necesito nada de ti, no quiero, no me des”, entonces hay hombre que se auto denuncian, se auto demandan y dicen no, yo quiero ser padre, si ante las leyes me toca demandarme, me demando; el señor que salió, se demandó a sí mismo. “quiero ver a mi hija y si no pues yo me demando a mí mismo, le quiero pagar alimentos porque la señora no me consigna una cuanta, no llega a un acuerdo, no quiere” porque además para cumplir tu visita tienes que primero demostrar que has pagado alimentos".
En varias ocasiones los padres prefieren hacerse un lado hasta que puedan cubrir los gastos de un abogado, o por temor a la violencia que sufren durante las visitas. Sherman: "por eso llevo dos años y medio sin verlos. No hay la sensibilidad por parte de la madre, no hay una bendita ley; he gastado tanto dinero en abogados, los abogados te dicen -sabes que, ya vamos a luchar con esto-, lastimosamente y lo tengo y he enfrentado muchas reprimendas porque yo he sido frontal con los jueces, me han amenazado a mí los jueces, porque yo he visto que estas leyes son leyes populistas,  que lo que buscan es masificar el voto ". Huilsón narra su caso: "no puedo ver a mis hijos, por la voluntad de la madre no los puedo ver, pero yo he hecho todo lo posible, yo he visto la manera de ver a mis hijos yendo a la escuelita, espero que entren a la escuelita, que vengan en el trayecto que está ingresando a la escuelita yo puedo por lo menos llamar a mi hija media hora. No he podido recabar información legalmente, pero verbalmente la señora me ha dicho que está puesto prohibición de ver a mis hijos y si yo quiero ver a mis hijos que tengo que seguir juicio y que la ley le da a ella y que si a ella le da la gana yo voy preso".  Los juicios son costosos, largos, y demandan mucho tiempo y esta situación genera costo-oportunidad, es decir la pérdida de los recursos que el padre podría recibir si trabajase. Por supuesto no todos los padres pueden afrontarlos. Leonardo, cuenta su caso: " el tiempo que uno debe invertir para tratar de solucionar estos problemas de buena manera, con juicios, involucra tiempo que ya no es recuperable, en el sentido de que obviamente uno no puede trabajar y otro en el sentido de que es tiempo perdido con mi hija en este caso, entonces , lo que te comentaba anteriormente, o sea, todo lo que mi hija está viviendo en este momento que son los años más preciosos que pueden haber me los estoy perdiendo, entonces es una afectación de eso también". Johan: "No puedo acceder a visitar vive en un búnker (una casa cerrada) además que acercarme a mi hija puede ser peligroso para mi integridad".
Los expertos en el tema confirman la percepción que el sistema normativo genera vulnerabilidad en el  padre visitante a la hora de ver a sus hijos. El psicólogo y abogado Xavier Albuja : "en mi práctica diaria como psicólogo y como abogado, es muy común que se presenten este tipo de vulneraciones, creo que la ley, y nuestros legisladores al reformar la ley le han otorgado poder a la madre sobre el padre y al tener poder tienen una mayor capacidad de poder manipular de cierta manera las cosas: manipular los roles, manipular los tiempos, manipular los espacios y los padres están supeditados a la voluntad de la madre… Existen muchos casos, por ejemplo: se llega a acuerdos respecto a un régimen de visitas pero la madre si es que no está de acuerdo con “x” conducta del padre utiliza como recurso de no permitirle el contacto, la visita con el niño. Todo esto nace o sea los conflictos legales nacen de conflictos interpersonales que no pudieron ser resueltos a través de las vías del diálogo, de la comunicación, de la aceptación, del perdón. Existe creo yo pues un abuso por parte de especialmente de las mamitas que están bajo el cuidado de los niños, sobre todo con aquellos padres que quieren asumir su rol de una manera responsable, casos de prohibición de contacto, de prohibición de visitas, amenazas con instaurar procesos legales, realmente es una infinidad de vulneraciones que se presentan en este tema".
XI. Emboscadas  
A veces la visita a los hijos se convierte en una forma de emboscada que puede ser usada para apresar al padre en caso que por ejemplo adeude algún valor, o simplemente se busque un arreglo de cuentas por algún resentimiento relacionado con el divorcio.
A veces la visita a los hijos se convierte en una forma de emboscada que puede ser usada para apresar al padre en caso que por ejemplo adeude algún valor, o simplemente se busque un arreglo de cuentas por algún resentimiento relacionado con el divorcio.   Sherman: "ella me dice que vaya a ver a mis hijos, que no tengo ningún impedimento, pero me espera siempre con una boleta que emitió con una denuncia falsa por maltrato psicológico tratando de poder meterme preso". Huilson Córdiva, un campesino de la serranía,  cuenta su caso: "Ese día había hecho bañar bien bonito, había arreglado y a la niña había instruido, como yo por mis hijos me desespero prepararon una trampa: fueron a ver a la policía y todo lo demás, entonces cuando estaba todo listo me hizo llamar con mi hija -¿papi donde está usted?-, -mija yo estoy en la casa, venga que traje unas cositas para dejarle a usted-, dije yo, entonces mi hija dijo -no papi, es que mi mami no quiere que vaya, mejor venga acá al estadio que queremos verle, le queremos mucho-, entonces me sacaron al estadio, me fui muy contento de ver a mis hijos, a los trecitos y cuando yo estaba ya abrazando a mis hijos, acariciando, enseguida ya la policía en el patrullero se presentó y me detuvieron, entonces en ese momento mis hijas pues, la más grandecita se dio cuenta y se asustó y quedó llorando  tristemente viendo que al papá le van llevando preso y la madre con los familiares que son cómplices también de esta mala actitud, ellos estaban viendo en el pasamano al frente, en la casa de ellos, que es lo que hacía yo o sea que es lo que hacían a mí, como me llevaba a mí, entonces cuando yo ya me venía en el patrullero, ellos no entendí me amenazaron dijeron muchas palabras feas que cuando me vinieron trayendo".
Los asuntos emocionales no resueltos pueden gatillar agresiones más sutiles a modo de represalia por no continuar con la relación: Byron  cuenta: "intenté tener contacto con mi hija pagando un centro infantil cercano a la casa de mi hija para mantener mis visitas con ella ahí, ya que no deseaba estar dentro del entorno familiar de la madre. Estas visitas funcionaron por cuatro ocasiones ya que, a la quinta visita, la madre entró al centro infantil para decirme que había terminado su relación amorosa con su pareja para que yo pueda pasar más tiempo con mi hija. Cuando le comenté que esa decisión era estrictamente personal y nada tenía yo que ver en eso ya que yo soy padre de nuestra hija sin importar las relaciones sentimentales que ella tenga o pueda tener, ella replicó diciendo que solamente soy padre de mi hija en la medida que ella permita ya que antes de mi, quien era el padre de mi hija, fue su pareja sentimental y no yo. Al siguiente día de esa conversación, ella me escribió para decirme que había retomado la relación con su pareja y que no podía visitar a mi hija ese fin de semana (que justamente era día del padre) ya que ella, su pareja y mi hija se iban de paseo fuera de la ciudad". 
XII. Alienación
El machismo es otra de las condiciones que empeora la condición de los padres en siuación de obstrucción de vínculos parentales. Muchas veces no es la madre quien decide interrumpir el contacto de sus hijos con su papá, si no que son otros miembros de su familia, especialmente el padre o la nueva pareja (principalmente si esta no tiene sus propios hijos). La situación es común a la mayoría de casos revizados. David cuenta:  "ella quería dejarme verle a mi hijo, pero tiene la presión de la familia que le dicen que no me deje verle. Ella les dice -hay una órden, yo tengo que cumplir- pero la presión es muy grande".  En otras ocasiones, la intromisión de miembros de la familia fueron el origen de el deterioro de las relaciones de pareja. Fabricio narra su caso: "Bueno te comento. Mi separación fue porque, ya incluso en el hogar, hubo una campaña de alejamiento del padre a la hija. Entonces, en el hogar se prefirió, que en vez del papá estén los abuelitos, los tíos. Y más que todo los objetivos comunes del matrimonio, ya no estaban. ¿No? Entonces, optamos por separarnos. Que no era a raíz de lo que me separé, inclusive. Eso se venía dando desde que yo vivía en la casa. ¿No? Porque una de las razones por las que me separo es, que, la familia ampliada de mi esposa, tuvo mucha injerencia en mi hogar, ¿Si? A tal punto de que, ellos trataban de hacer y deshacer con el tema de la educación de mi hija y los papeles que, como padre puedo tener ¿No? Pues te diré que este tema de la alienación venía incluso dándose desde que yo estaba en la casa. ¿No? Desaparecieron al papá. En su lugar pusieron a los tíos, a los abuelitos y el papá no existía esté para nada. Entonces, los psicólogos me han ayudado, inclusive en varias terapias, hablamos de algunos meses, en que mi hija entienda de que el papá es algo fundamental en la vida de ella. El objetivo de ellos era que el padre desaparezca de la vida de mi hija, ¿sí? Es por eso que yo he venido haciendo tantas luchas, tantas actividades de tal manera que si, en todo caso, yo no puedo logra algo. Van a pasar los años y mi hija algún rato va ver esas evidencias".
Klever comenta un caso similar: "Los problemas con la mamá nunca terminaron, siempre tuve problemas. Porque, bueno, la familia de ella intervenía mucho en como debíamos hacer las cosas y yo jamás estuve de acuerdo con eso. Entonces, en un momento, cuando decidimos separarnos, Ella simple y llanamente, se le llevo a mi hija. Y después tratando de preguntar y buscar asesoría, ¿no? Asesoría legal. Me decían que yo tengo las de perder, que mejor no haga nada".
La anulación de la figura del padre, el ambiente de elementos ofencivos en su contra, y su reemplazo por personas ajenas el universo afectivo de los niños son verdaderos actos de violencia contra los menores. Los casos visibilizan esta circunstancia. Richard da su versión: "El impacto psicológico, social, emocional de ellos. Al ver que de la noche a la mañana, entra otro tipo a la casa a hacer el rol de papá, de padrastro, como quieran decirlo. Porque encima de eso, este señor, la mamá tanto como los familiares de ella, el papá, el hermano, ¡les exigían a mis dos hijos menores que le digan “papá” a esta otra persona!". Algunas veces los niños han reportado, incluso, formas de violencia física de parte de la famlia extendida de la mdre. Fausto: "mi hija se ha quejado de violencia por parte del hermano mayor. La madre tiene un hijo 10 años mayor".
De todas formas, el elemento más conflictivo de la relación conflictiva entre la familia de la madre y el padre, es el efecto alienante que causan en los niños, "poner al hijo en contra del papá". Este es el fenómeno mas remitido por los casos de estudio. Santiago relata: "Una de las peores cosas que he tenido que vivir es  la manera como la mamá, la abuelita y los familiares influyen en mi hija para que piense mal de su papá, de que hable mal de su papá. Hay manipulación en su cabecita. De las cosas que piensa o hace". Muchas veces se ha llegado a poner a los menores en circunstancias que pueden definirse como manipulativas, desde espacios de coacción que comprometen sus sentimientos, sueños y aspiraciones.
Santiago:  "Recientemente mi hija estuvo destrozada justamente porque toda la familia ampliada por parte de la madre la acusaba de que -por el padre de que ella tiene no podían viajar a Disney-. Yo jamás me he opuesto a estos viajes. Pero a mi hija siempre la utilizan. La madre lo que quiere es hacerme desistir de todos los derechos que yo tengo como padre de mi hija. Tiene un documento donde yo autorizo que la madre sea la representante legal de mi hija en las embajadas, en la Cancillería y que yo prácticamente, o sea, no tenga absolutamente nada que ver. Entonces, yo jamás me he opuesto a que mi hija salga de viaje pero me la maltratan mucho psicológicamente con este tipo de maneras y la última vez mi hija no, hace exactamente hace un mes no quiso salir. Tuve que hacer constatar con un policía de que mi hija no quería salir, que no quería verme porque la madre le dijo que -esa era forma de hacerme pagar por lo que yo no la he mandado a mi hija a Disney y le dañé el paseo familiar-. Si. Justamente como te digo. O sea, el hecho como no tengo contacto con mi hija para nada durante los 15 días que se demora el tema de las visitas, mi hija es presionada por diferentes cosas. Inclusive los abuelos de ella le dijeron que yo soy un tipo que no vale la pena y de que no merezco ser el padre de ella y que si algún día ella decide estar conmigo más tiempo de lo que la madre ha permitido, mi hija no va a ser parte de esa familia, quedaría fuera de esa familia". 
Las amenazas de violencia hacia los papás suelen delegarse a los miembros de la familia de la madre, que consideran su agresividad como un ejercicio justificado. Los incidentes tienden a irrespetar incluso la integridad de los niños. Fabricio: "Pasé cinco minutos rogando que me dejen verle a mi hija, la respuesta siempre -no porque no me da la gana, no porque no quiero, no porque no te mereces- y por último me amenaza, entonces salió el hermano y me dijo te largas, le dije ve no tengo por qué irme, yo estoy buscándole a mi nena, me dijeron -bueno, si no te vas te vamos a agredir entre los dos-" Los agresores en algunas ocasiones no dudan en confrontar directamente a los niños.  Jaime: "Si, hace unos años, le llamé a la casa de mis ex suegros, estaban mis hijas después de clases ahí y uno de mis ex cuñados le quitó el teléfono a mi hija y dijo que mientras no le trate a su hermana, a mi ex esposa, de la misma manera que a mis hijas, me prohibía que hable por teléfono con ellas y que les vaya a ver; le dije que era imposible que le trate de la misma manera porque teníamos una relación que acabó bastante mal y mis hijas son mis hijas, en todo caso que no le voy a tratar mal, pero igual, no puedo hablar con mis hijas y no puedo irles a ver, entonces, bueno, mis hijas son súper pilas, me llamaban de otras partes".  Los casos son recurrentes  Flavio: "Cuando ella se fue del país, encargó a mis hijos a su padre y cuando llegó el día domingo mi hijo pidió venirme a visitar ante lo cual el señor replicó: -Ah, qué le estás extrañando a tu pa? lárgate pues, lárgate a verle- ocasionándole maltrato psicológico".
En muchos casos no es la madre quien cuida de los hijos bajo su custodia, sino algún miembro de su familia. Es decir, han obtenido la tenencia legal, pero dejan al menor al cuidado de un tercero, el cual siempre tendrá más derechos que el padre.
En muchos casos no es la madre quien cuida de los hijos bajo su custodia, sino algún miembro de su familia. Es decir, han obtenido la tenencia legal, pero dejan al menor al cuidado de un tercero, el cual siempre tendrá más derechos que el padre.  Klever: "yo le cuidaba a mi hija. Ella estaba a cargo mío, pero que ahora, simple y llanamente, la persona que le cuida es la abuela. Eso, a mi modo de ver, es desnaturalizar el concepto de familia. Porque los papás son los responsables de los hijos. Entonces mi hija está creciendo con, ¿cómo te podría decir? Con conceptos de su abuela, en este caso. Al respecto de cómo se deben hacer las cosas. Yo la cuidé hasta los cuatro años. Es humillante. Absolutamente humillante. Desde el mismo hecho de que simple y llanamente, porque eres varón. Tienes vos que mantener a la familia, ya te están maltratando psicológicamente. Porque si no cumples ese rol, entonces eres una mala persona. Cómo es que ha cambiado la sociedad, no? No se ha cambiado nada".  Aparentemente, el padre separado termina siendo un actor con muchos menos derechos en lo que respecta al contacto con sus propios hijos que la familia periférica de la madre o su nueva pareja. Roberto: "Entonces en ese momento empezó el viacrucis y lo primero que hizo es llevarle, entregara mi niña a la hermana, se hizo cargo del cuidado de mi guagua y no solamente del cuidado si no era ella quien disponía a si yo podía hablar con mi hija, entonces después de una semana de estar totalmente desaparecida, sin saber dónde estaban o sospechaba donde estaban, recibí una llamada de la hermana diciendo que estaban en la casa de ella y que podía ir a verla la Martina y el momento en que ya estaba preparándome para ir a verle la Martina que era un día indeterminado más o menos tipo dos de la tarde, recibí una llamada diciendo que el abogado de la mamá de mi hija había prohibido que yo le vaya a ver".
El escenario de los familiares maternos como nuevos custodios los hijos en situación de obstrucción de vínculos parentales, contrasta sólidamente con la posición de los familiares del padre. El caso de los abuelos obstruidos de conocer a sus nietos es un tema que por sí mismo merecería su propia investigación.  Uno de los casos se relata en el Foro de Custodia Compartida : "Soy un abuelo, que conocí a mi nieta cuando ella tenía dos años y medio, no porque mi esposa y yo, no quisiéramos conocerla, sino porque su familia materna no quiso que la viéramos, el único que podía verla los sábados durante dos horas era mi hijo que es su padre, nosotros (Mi esposa, yo y mis dos hijas) no podíamos verla".
XIII. Secuestro internacional
Probablemente los casos de obstrucción más dramáticos son aquellos que tienen que ver con secuestros internacionales. Legalmente los hijos menores de edad no pueden abandonar el país sin la autorización de sus dos padres. Sin embargo, este requerimiento es frecuentemente violentado. Las madres tienen muchas más ventajas para pasar por alto este trámite, especialmente si cuentan con el respaldo de alguna organización de sociedad civil enfocada en temas de género, o algún actor político o público. 
Adrián cuenta su caso:  "Fue una persona vinculada a la función Legislativa… en la obtención del documento del pasaporte del menor, de una manera ilegal tuvo que ver esta persona funcionaria. Yo fui y los encaré. Entonces todo el mundo se impactó. Yo ese momento, porque era la madre de mi hijo no fui capaz de meterla presa. Porque era el momento, yo para tener los documentos y denunciar todo esto. Pero nadie se atreve a mover un juicio en este caso. Nunca he sabido que en la Fiscalía haya habido una influencia política tan grande. La verdad no he sabido. Pero bueno, déjeme decirle también el juez que llevaba este caso recibió una llamada. Se llevaron a mi hijo fuera del país, y no lo he visto desde entonces".
Si militantes de organizaciones interesadas en fortalecer los estereotipos en contra de los padres intervienen, muchas veces se podría presionar a las instituciones para que actúen en contra del derecho del menor de ser protegido por su padre y de permanecer cerca de él.  Francis, narra su experiencia:  "ella había advertido que no iba a verle más al niño. Entonces yo decidí hacer el juicio de tenencia. De todas maneras, salió el 9 de noviembre de 2014, sin sentencia ejecutoriada y abandonando los demás procesos, el abogado de ella estuvo en el aeropuerto. El niño salió con un salvoconducto de los franceses porque el mismo es francés por la mama. La Autoridad central del MIES hizo el pedido de restitución. La madre lo llevo primero a Francia con su madre, quien me contactó preocupada porque luego, su hija, se lo llevo ilegalmente a Austria. "Este secuestro internacional tuvo, según narra el padre, el apoyo de una bien conocida organización vinculada a temas de género. Sin embargo, una vez que la madre estuvo en Austria comenzó a maltratar al menor hasta el punto que la misma policía de ese país le retiró al niño y lo puso en un orfelinato. Francis recibió una llamada de la misma madre para que acuda a el país europeo y saque al niño de esa institución. Pero las cosas ya se habían complicado demasiado. El Estado austriaco inició los trámites para que el niño sea dado en adopción, y no regrese a Ecuador, negándosele al padre la posibilidad de traerlo de vuelta a pesar que él tenía la custodia legal. El caso de Francis fue dramático y llegó incluso a convertirse en una noticia conocida a nivel de la esfera pública.
Otras ocasiones la salida del país puede ser legal, pero una vez fuera se hace muy difícil hacer que el menor regrese al país, y pocos padres tiene la suerte de contar con el auxilio de abogados en un contexto internacional,   Alicio:  "a las pocas semanas de estar fuera del país,  Andrea comenzó a decirme vía telefónica que no pensaba regresar, al punto que fue necesaria la intervención de un abogado para advertirle sobre las consecuencias legales de no cumplir nuestro acuerdo. Esto tuvo que hacerlo varias veces durante los tres años en total que duraron sus estudios".
Existen otros casos donde la situación adquiere elementos ambiguos. Tal es el ejemplo de Alvaro un niño de doce años, es decir con la edad legal en el país para decidir con cuál de sus padres vivir y que su opinión sea escuchada por un juez. Álvaro es hijo de una ciudadana europea y de un migrante ecuatoriano. Luego del divorcio el ciudadano ecuatoriano regresó a Ecuador y se acordó que sería visitado una vez al año por el niño. En las visitas el niño manifestaba su deseo de quedarse a vivir con su padre y se quejaba que el hogar de su madre tenía frecuentes escenas de violencia. El padre sin embargo siempre hizo que el niño regrese con su madre. Finalmente, cuando el menor cumplió 12 años se negó a regresar a Europa, alegaba constantes brotes de violencia en su hogar materno. Ante esto se sumaba el antecedente que su madre ya había recluido en una casa de acogida estatal a su hermano mayor unos años antes. Es decir, el clima en aquel lugar no era apropiado, el menor estaba expuesto constantemente, y su destino podía ser incierto. El papá de Álvaro se asesoró con abogados. Hubo más de una audiencia y los jueces, al tomar en cuenta la edad del chico y su posibilidad de escoger su residencia lo escucharon y le dieron la custodia al padre. Esto pasó en algunas ocasiones. En este punto la madre del niño, respaldada por organizaciones interesadas en fortalecer los estereotipos de género, inició una potente campaña de desprestigio contra el padre. Se dijo que el papá de Álvaro tenía secuestrado al niño, que lo retenía contra su voluntad, que estaba desaparecido, que su vida corría peligro. Las redes sociales se hicieron eco de estas afirmaciones no reales. La presión se hizo muy intensa y varias organizaciones entraron en acción buscando presionar a los jueces. Su estrategia consistió en desprestigiar al papá de Álvaro a nivel público de una forma muy intensa, amedrentar a los funcionarios de justicia, y favorecer las sentencias de acuerdo a sus demandas. La estrategia resultó y finalmente en otra audiencia se ordenó que se devuelva la custodia a la madre.
En este punto la madre del niño, respaldada por organizaciones interesadas en fortalecer los estereotipos de género, inició una potente campaña de desprestigio contra el padre.
Para la situación no terminó ahí. El padre al recibir la sentencia que retornaba la custodia a su mamá, entregó el menor a las autoridades. Pero este se negó a irse. La policía de niñez y a adolescencia al parecer tienen indicciones de no llevarse a la fuerza a un menor violentando su voluntad. En una ocasión el padre llevó al niño a una estación de policía, pero el menor estuvo varias horas negándose a salir del auto. Estaba aterrorizado. Tenía miedo de la violencia que le esperaba si regresaba. La situación se alargó. No podían usar la violencia. El menor regresó a casa de su padre, y entonces las mismas organizaciones que habían presionado a los jueces exigieron que el niño sea sacado usando la violencia. La policía se negaba. No querían usar la fuerza con un niño que evidentemente estaba aterrorizado. Luis Riera, del colectivo papás por siempre considera que este tipo de casos son muy comunes y es alarmante que no se creen protocolos claros para evitar situaciones que puedan traumatizar a los niños.
La madre del niño propuso que el menor sea llevado a una casa de acogida, a una especie de orfelinato. Si el menor no quería regresar con ella por lo menos el niño debía estar alejado del padre. Se preparaba una nueva audiencia para decidir el caso. Mientras tanto las redes sociales se llenaron de acusaciones falsas, y una ola de insultos se derramó sobre el papá de Álvaro, lideradas por el mismo abogado de la madre, en coordinación con organizaciones que promueven la exacerbación de roles y estereotipos contra los hombres heterosexuales. Al final no fue la policía la que usó la violencia para llevarse al niño. El abogado de la madre en persona, rodeado de estos militantes, se llevó, usando plena violencia al muchacho. El niño en su desesperación se aferró y rompió la manija del auto en el que estaba. Su papá no lo ha vuelto a ver ni ha podido hablar con el niño por teléfono nunca más. El menor simplemente desapareció. Ninguna de las personas que opinaba en redes sociales en su momento se molestó en averiguar que estaba pasando. Ya no se sabe nada de él.
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Sofía Argüello y Fernando Urrea;  Entre el sacrificio y la trascendencia: Análisis sobre la construcción social de paternidades y  maternidades en Quito Alexandra Patricia Serrano Flores Quito, febrero de 2016

Zaidán Albuja Salim Marcelo, Programa de Maestría Profesional en Derecho Constitucional , El derecho constitucional de cuidado de los hijos: normativa, Tutora: Claudia Storini Quito, 2016

Comentarios

  1. ¿Por qué si eres el unico hombre del grupo de investigadoras no son ellas quienes publican este artículo? Voy a iniciar la lectura.

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